viernes, 25 de marzo de 2011

- Yo te prometo un para siempre, ¿y tú, me lo prometes?
+ Eso es demasiado tiempo, todo se puede torcer y podemos acabar odiándonos.
- Bueno, aunque te odie, si me necesitas iré.
+ No creo, si me odias no me querrás ni ver.
- Pues cierro los ojos.
+ No me querrás oír.
- Pues no te dejaré hablar.
+ ¿Entonces?
- Te abrazaré y te diré: “¿Te acuerdas de aquel día que te prometí un para siempre?; ¡Lo decía en serio!”.

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