miércoles, 6 de abril de 2011


Soy profunda. Tan profunda, que cuando pienso en ti solo quiero inundar mis libretas de montañas de palabras empalagosas. Morbosas. Delirantes. Intentar reflejar mi obsesión en frases, para tenerte siempre que quiera cada vez que la maldita debilidad se apodere de mí. Leerlo, cerrar los ojos, y volver a sentirlo todo. Tus manos en mi cintura, un susurro al oído... Ñam... Benditos mordiscos. Me estremezco, me sonrío. Un beso en el cuello. Mi piel se pone en guardia. Se revelan los botones, caricias que no piden permiso, el ritmo lento de la cremallera, manos desobedientes. Cierro los ojos. El negro lo inunda todo...

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